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jueves, 3 de marzo de 2011

ABUELOS QUE MALCRIAN.......¿COMO ACTUAR?



Los abuelos muchas veces incurren en el error de ser demasiado permisivos con los nietos para ganarse su cariño, porque piensan que «para educarles, ya están sus padres».

 Actitud contraproducente

  • El problema está en que la educación y disciplina que los padres intentan inculcar a los niños se puede venir abajo por una actitud de los abuelos demasiado tolerante con cualquier capricho del pequeño.
  • El niño puede sentirse confundido si los abuelos desautorizan a los padres, al recibir mensajes contradictorios: por una parte de sus padres y por otra de sus abuelos, con quienes pasa muchas horas al día.
  • Si los abuelos miman demasiado a su nieto, lo mejor es hablar con ellos a solas, sin el niño delante.

La conversación con los abuelos

  • En primer lugar, deberíamos elogiar la labor de los abuelos y su esfuerzo por cuidar del nieto.
  • Después, con mucho tacto, podemos pedirles ayuda para unificar los criterios al educar al niño.
  • Conviene explicarles cómo deben hacer las cosas cuando estén con el nieto o la nieta mediante un ejemplo.
  • Hay que buscar una solución que satisfaga a las dos partes para que no vuelva a producirse el conflicto.
Si los abuelos no cumplen el pacto a la perfección, tampoco hay que agobiarse. Los niños distinguen quién es quién en la familia, y saben que lo que está permitido con la abuela puede que no lo esté con mamá.



Más sobre los abuelos



A veces cuesta saber hasta dónde los abuelos deben opinar acerca de la educación de sus nietos. Lograr un equilibrio es fundamental... ¿cómo hacerlo?

Por. LIC. Liliana  Flores
Fuente: Edufam
Es inevitable que, a menudo, abuelos y padres no compartan opinión sobre la educación de los nietos. Pero los primeros habrán de saber no interponerse. No es fácil -que lo digan los abuelos-, pero ahí está el mérito: reconocer la autoridad de los padres y respetar sus decisiones.
Un buen abuelo jamás desautoriza al padre a los ojos del nieto, ni hará nunca nada que pueda desacreditarlo, pero... no estará de más que se pida su opinión y valoración de ciertos temas referentes a los nietos.
A fin de cuentas, ellos educaron a los que hoy son padres. Saben mucho y, a estas alturas, son sin duda capaces de abstraerse de los hechos concretos. Y una consulta no compromete nunca, si prima el interés de los pequeños.

Abuelos, no padres
Sea como fuera, si los abuelos no se interponen en las decisiones de los padres respecto a sus hijos, no es lógico que se les haga cargar, sin embargo, con la responsabilidad de su cuidado y -más que nada- de su educación.
Debido a las condiciones que impone la vida moderna, la figura de la abuela-niñera es más que común, pero no debe tomarse como norma. Los abuelos son abuelos: no padres.
Aunque su relación con los nietos es enriquecedora, para ambos no está justificado que los padres abandonen en ellos unas responsabilidades que son indelegables.

Eres necesario
Es fundamental que entre padres y abuelos, se encuentre el punto justo de colaboración para el cuidado de los nietos.
Los primeros necesitan contar con una mano de confianza en la que poder dejar a veces a los hijos, y los abuelos requieren sentirse útiles a la familia.
Pero esta actitud no puede ni debe desembocar nunca en un "pseudo-chantaje afectivo", por el que los hijos abusen de la buena disposición de los abuelos.
Cuando los hijos necesiten realmente la colaboración de sus padres han de tener la confianza de poder recurrir a ellos por el bien de sus hijos.
Pero los abuelos han de mantener aún una parcela de su vida inviolable, de la que nadie pueda tomar riendas. Sólo si lo logran podrán realmente cumplir con el valioso papel que tienen dentro de la familia.

¿Qué significan para tí tus nietos?
- Son como unos segundos hijos: me preocupo de que coman, de educarlos bien, de que tengan ropa....
- Son mi tesoro. Es como volver a tener hijos, pero sólo para disfrutarlos, porque no pesa sobre mí la gran responsabilidad de sacarlos adelante. Procuro colaborar en su educación, y apoyar a sus padres, pero sólo unas horas. El resto son para disfrutar de ellos.
- Son los hijos de mis hijos. Es decir: hijos por partida doble. Cuando los miro, me hace gracia ver el parecido que tienen con sus padres, y cómo estos se enfadan por los mismos motivos que yo lo hice con ellos. (La historia se repite).
- Son como mis hijos mientras están conmigo, pero me da mucha pena cuando vienen a buscarlos y se los llevan. (Me los quitan).
- Me dan mucha alegría. Y hacen que aún me sienta útil para mis hijos, pues puedo ayudarles sacándolos al parque o recogiéndolos del colegio.

¿Qué significa para tí tu abuela/o?
- La abuela es como otra vez mi madre. Si no está mamá, siempre voy a su casa a comer, y ella se preocupa de que haga los deberes, coma todo, no pierda el tiempo....
- La abuela es como una especie de hermana, pero mayor. Vive en casa y mamá la cuida, y no le deja hacer cosas, como a mí, aunque luego hace lo que le parece. Es muy lista, porque sabe cuando mamá tiene razón y cuando no. Y alguna vez me ha explicado cómo tengo que decir las cosas en casa para que no me riñan o me dejen hacer lo que quiero.
- Abuelita sabe muchas cosas de todo, y nos las enseña a los nietos, porque siempre está deseando que vayamos a charlar con ella. Si no vamos a su cuarto, emprende la búsqueda y captura por la casa.
- Mi abuela es muy cariñosa, siempre está preguntando si tenemos frío, si hemos comido, cómo vamos a ir a tal sitio... Nos quiere mucho a todos los nietos, pero parece que no se fía de nosotros, porque siempre que la dejamos un ratito, enseguida llama a la puerta de la habitación, para asegurarse de que no nos hemos ido y la hemos dejado sola en casa.
- Son muy buenos. Casi más que los papás. También son muy generosos, tanto en cariño como en regalos. Además, cuando nos regañan son más blandos que ellos. Me encanta cuando nos cuentan cosas de cuando eran pequeños y de la guerra.

El abuelo de todos los niños
Érase una vez un abuelo que vivía en una casita en un bosque de abedules. Allí acudían cada tarde los niños del lugar, después del colegio, para oír sus cuentos e historias y para merendar sus galletas. Año tras año, los niños seguían acudiendo puntualmente a su cita diaria.
Sin embargo, un día, a la vuelta de vacaciones, cuando llegaron a la casita del bosque la encontraron cerrada, y un hombre les dijo que el abuelo se había ido a un hospital, porque estaba viejo y enfermo.
Los niños salieron buscándolo y -después de mucho andar- vieron el hospital. En medio de una fila, el abuelo esperaba pacientemente, con su maleta bien agarrada, su turno para entrar.
- Abuelo ¿por qué te vas, no quieres seguir con nosotros?.
Y el abuelo les explicó que ya no servía para nada, ni podía vivir solo, así que había buscado un hospital para que lo cuidaran. Pero los niños no estuvieron de acuerdo:
- ¿Cómo te vas a ir a vivir ahí, que no hay niños para escuchar tus cuentos e historias?.
Por mucho que intentó explicarlo el abuelo no pudo convencerles.., porque él mismo se hacía la misma pregunta. Pero uno de los niños más pequeños tuvo una idea luminosa:
-¡Ya sé, como el abuelo no puede vivir solo, pero tampoco sin tener niños a su alrededor... lo mejor será que se vaya a vivir a una casa donde haya muchos niños que no tengan abuelo!.
- ¡Claro!, accedió el abuelo, ¡a un orfanato!.
Y así lo hicieron, el abuelo se marchó a vivir a un orfanato y terminó feliz el resto de sus días, sintiéndose tan querido como cuando vivía en su bosque de abedules y haciendo felices a los niños.


OBSERVA ESTE VIDEO SOBRE EL TEMA:

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