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viernes, 22 de abril de 2011

El niño tiene miedo

El niño tiene miedo

Los miedos son sentimientos totalmente normales en los niños y bebés




Si tu hijo sufre por algún miedo es muy importante que le transmita tranquilidad, seguridad, y le ayude a superar a sus miedos con mucho cariño y comprensión. De una forma general, los miedos suelen aparecer en niños de edad comprendida entre los 3 y los 6 años de edad. El niño todavía no entiende el mundo que lo rodea y tampoco es capaz de separar lo real de lo imaginario. En los primeros años de vida, el niño conoce la existencia de personajes a través de los cuentos, películas, etc., y a la vez pasa a inventar compañeros y personajes, e incluso situaciones imaginarias.

Los miedos aparecen y desaparecen en los niños




Algunos miedos llegan a ser perjudiciales al desarrollo del niño, sin embargo hay otros que incluso, pueden hacer con que el niño evite algún accidente: Por ejemplo: miedo al cruzar una calle, miedo de caerse del columpio, miedo a los animales, etc. Son miedos que enseñan al niño a ser mas precavido en situaciones que exigen mas cuidados.

Según algunos investigadores, los miedos aparecen y desaparecen, y a veces sin darnos cuenta de ello. Y cambian a la medida que el niño va creciendo. Los niños empiezan a tener miedo a las personas extrañas, a objetos raros, a los ruidos fuertes, a la oscuridad, y luego empezarán a tener miedo a la muerte, a los monstruos, a los ladrones, etc. Muchos de estos miedos se ven inducidos por el ambiente externo como las películas, los cuentos, las historias de los amiguitos, y otros están fundados en experiencias negativas en casa o fuera de ella, y de hecho pueden servir a los padres como alarma para identificar situaciones de algún maltrato o abuso a su hijo.

Uno de los miedos más habituales en los niños pequeños es la angustiosa separación de sus padres, el miedo al abandono. Cuando su mamá lo deja en una guardería o con otra persona y se marcha, el bebé o el niño no sabe cuánto debe esperar para volver a verla. Y ahí aparece el miedo a la pérdida definitiva ya que el niño no tiene la capacidad de medir el tiempo. Pero a medida que el niño madura va conociendo con mas profundidad la realidad, y así superará sus miedos. Y no se puede acabar con todos sus miedos porque estos también les permiten a entender el mundo y a sentirse mas seguros en su habilidad para luchar contra el miedo.

Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (ADHD) en los niños

Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (ADHD) en los niños

Reseña

¿Qué es el déficit de atención con hiperactividad (ADHD)?

El déficit de atención con hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés) es el problema de salud mental más común en los niños. Con frecuencia, los niños con ADHD tienen problemas para prestar atención, no se pueden quedar quietos y hacen cosas sin pensar. También se llama trastorno de déficit de atención (ADD).
El trastorno comienza en los años preescolares y puede durar hasta la edad adulta. Alrededor de la mitad de los niños que tienen ADHD también tienen problemas de aprendizaje, como por ejemplo una discapacidad para leer. Alrededor de la mitad de los niños y adolescentes con ADHD tienen problemas de conducta. Por ejemplo, pueden desobedecer las reglas, contestar cuando no corresponde o golpear a otros niños.
ADHD es más común en los varones que en las mujeres. Las mujeres tienen más frecuentemente problemas para prestar atención. Los varones con más frecuencia son hiperactivos.

¿Cómo ocurre?



No se ha encontrado aún la causa exacta de ADHD. Aparentemente el ADHD es más común en ciertas familias. Si un padre/madre, tío/a o abuelo/a tiene ADHD, es más probable que otros familiares también lo tengan. Las personas con ADHD tienen varias diferencias pequeñas en el cerebro. Estas diferencias se encuentran en la parte frontal del cerebro (elárea que tiene que ver con el autocontrol) y en algunas partes del centro del cerebro.
Se han realizado muchas investigaciones para ver si el ADHD es causado por comer mucha azúcar, o por ingredientes que se agregan a los alimentos, como colorantes y preservativos. No hay pruebas de que ninguno de estos elementos esté conectado con el ADHD. Las alergias no son tampoco un factor común del ADHD.

¿Cuáles son los síntomas?




Los síntomas de ADHD, sobre todo la hiperactividad, aparecen en general a los 2ó 3 años, y a más tardar cuando están en el primer grado de la escuela primaria. El ADHD tiene 3 síntomas principales: distracción, impulsividad e hiperactividad.
Los niños y adolescentes con ADHD:
  • Se distraen con lo que está ocurriendo a su alrededor.
  • Tienen problemas para esperar su turno o quedarse en fila.
  • Comienzan muchos proyectos pero no los terminan.
  • Reaccionan con rapidez sin pensar en las consecuencias.
  • Se enojan muy fácilmente.
  • Se mueven constantemente y no se pueden quedar quietos.
  • Caminan, corren o trepan cuando los demás están sentados.
  • Se aburren muy rápidamente.
Existen 3 tipos de ADHD:
  • ADHD combinado. Su hijo tiene todos los síntomas principales: distracción, poco control de sus impulsos e hiperactividad.
  • Predominantemente desatento. Su hijo tiene problemas para concentrarse y prestar atención. Esta forma de ADHD con frecuencia no se diagnostica porque el niño no demuestra casi hiperactividad o impulsividad. Este tipo de ADHD es particularmente común en las mujeres.
  • Predominantemente impulsivo-hiperactivo. El problema principal es poco autocontrol.

¿Cómo se diagnostica?

Su profesional médico le preguntará sobre los síntomas y observará la conducta de su hijo para ver si hay signos de ADHD. Es posible que consulte con padres y maestros para ver si el niño exhibe los síntomas de ADHD. Es posible que su hijo tenga que ir a ver a un profesional de salud mental para que le haga pruebas de atención y autocontrol. No hay pruebas médicasútiles, como análisis de sangre o estudios de imagen del cerebro, para diagnosticar el ADHD.
Para diagnosticar el ADHD se tiene que establecer claramente que los síntomas son persistentes y que interfieren considerablemente con la vida cotidiana.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de ADHD puede incluir 3 tipos de tratamiento:
  • Aprender técnicas de afrontamiento: Los niños con ADHD aprenden a manejar situaciones altamente estimulantes que los distraen y sobreexcitan. Deberían aprender a estudiar en lugares silenciosos y tomar recreos con frecuencia. En el aula se desempeñan mejor cuando están en escritorios individuales que en una mesa compartida con otros. Con frecuencia funcionan mejor con música instrumental de fondo. Los niños con ADHD necesitan más estructura y rutinas cotidianas que la mayoría de las demás personas.
  • Capacitación de la conducta: Los programas de conducta pueden ayudar a su hijo a mejorar su periodo de atención y a poder sentarse quieto.
  • Medicamentos: Desde la década de 1920 se han venido utilizando medicamentos como metilfenidato (Ritalin). Son estimulantes, y aparentemente estimulan las zonas de autocontrol del cerebro. Otro medicamento utilizado con frecuencia es la dextroanfetamina/anfetamina (Adderall, Concerla). Estos medicamentos no lo tranquilizan, sino que más bien aumentan la autorregulación. Alrededor del 70% de los niños con ADHD mejoran con estos medicamentos. Los efectos secundarios más comunes son la pérdida del apetito y problemas para dormir. La dosis de su hijo se irá ajustando gradualmente para reducir los efectos secundarios. A veces se usan medicamentos sólo en los días escolares. Cuando estos medicamentos no son efectivos, hay otros medicamentos que pueden ayudar a tratar el ADHD.
Se ha argumentado que muchas comidas orgánicas y suplementos ayudan a mejorar el ADHD. No se mejora el ADHD limitando la cantidad de azúcar, los aditivos o colorantes en la comida de su hijo. Los suplementos deácido graso omega, y ciertas vitaminas y minerales, pueden ayudar con los síntomas de ADHD.

¿Cuánto duran los efectos?

Aproximadamente la mitad de las personas que tienen ADHD lo "superan" al llegar a su edad adulta. La otra mitad muestra un leve cambio o ningún cambio en sus síntomas cuando llegan a su edad adulta. La mejoría más común entre la niñez tardía y la adultez temprana es la capacidad para ser más paciente y quedarse más quieto cuando se está sentado.

¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?

Hay muchas maneras de ayudar a manejar el ADHD:
  • Cuando los niños necesitan leer o concentrarse, hágalos trabajar lejos de los sonidos de la televisión, la radio o las conversaciones de otras personas.
  • Cuando su hijo necesite concentrarse, haga la prueba de instalar sonido de fondo de bajo nivel, como ruido blanco o música instrumental.
  • Aliente a su hijo a hacer sus tareas en bloques cortos de tiempo, con recreos en el medio.
  • Enséñele a su hijo a usar un planificador y la forma de organizar la escuela.
  • La mayoría de los distritos escolares cuentan con programas especiales para ayudar a niños con ADHD. Averigüe qué servicios de ayuda puede obtener por medio de su distrito escolar o comunidad.
  • Ayude a su hijo a seguir una rutina cotidiana muy estructurada.
  • Si su hijo tiene problemas para calmarse cuando llega la hora de irse a dormir, con frecuencia esútil planear un momento de tranquilidad antes de irse a la cama, y música de fondo cuando llegue el momento de irse a dormir.
  • Aliente a su hijo a hacer ejercicios regularmente.
  • Ayude a su hijo a dormir lo suficiente.
  • Ayude a su hijo a comer una dieta saludable.
  • Limite la cantidad de cafeína.

¿Como lograré saber si mí hijo es un niño superdotado?

¿Como lograré saber si mí hijo es un niño superdotado?




De una forma segura, solamente con la orientación de un profesional especializado en el tema. Pero existen algunas características que pueden ayudar a los padres a que identifiquen a un niño superdotado:

1. Duerme poco.
2. Aprende a leer en un corto espacio de tiempo.
3. Dice su primera palabra con seis meses.
4. Dice su primera frase con doce meses.
5. Mantiene una conversación entre 18 y 24 meses. Vocabulario impropio para su edad.
6. Aprende el abecedario y cuenta hasta 10 a los dos años y medio.
7. Resuelve mentalmente problemas de suma y resta hasta 10 con tres años.
8. Pregunta por palabras que no conoce desde los tres años.
9. Realiza preguntas exploratorias a edades tempranas.
10. Alta capacidad creativa.
11. Posee una alta sensibilidad hacia el mundo que le rodea.
12. Preocupación por temas de moralidad y justicia.
13. Enérgico y confiado en sus posibilidades.
14. Muy observador y abierto a situaciones inusuales.
15. Muy crítico consigo mismo y con los demás.
16. Gran capacidad de atención y concentración.
17. Le gusta relacionarse con niños de mayor edad.
18. Baja autoestima, tendencia a la depresión.
19. Se aburre en clase porque sus capacidades superan los programas de estudio convencionales.
20. Son, aparentemente, muy distraídos.
21. Su pensamiento es productivo más que reproductivo. Se basan en la construcción de las cosas.
22. Tienen muy poca motivación hacia el profesor.
23. Llegan a sentirse incomprendidos, raros.
24. Son independientes e introvertidos.

Qué deben hacer los padres



En el caso de que los padres perciban que su hijo tiene ese perfil, deberán tomar algunas providencias. Según Linda Kreger Silverman, especialista del US Department of Education (Departamento de Educación de Estados Unidos) los padres tienen un papel fundamental en el desarrollo de estos niños. Son ellos los que deberán entrar en contacto con el educador del niño, la escuela, y pedir una orientación. Seguramente, después de una evaluación del caso, los docentes pasarán el niño a la observación de un orientador, y si es el caso, a un especialista. Si realmente se confirma que el niño es superdotado, no os preocupéis, porque recibirán toda la orientación posible.

Continuar trabajando para el desarrollo del niño



- Hablando y jugando con él. Mantener conversaciones sobre hechos cotidianos con los adultos expresando su parecer.
- Prestando atención a sus inclinaciones por el arte o los números y ayudándole a desarrollar estas habilidades.
- Llevándolo a lugares donde pueda aprender cosas nuevas, como museos, bibliotecas y centros comunitarios donde se desarrollen actividades.
- Estimulándolo para que no se aburran, explicándole que el éxito es posible y que saldrá beneficiado en el futuro.
- Procurando un ambiente tranquilo donde pueda leer y estudiar y ayudarle siempre con sus deberes.
- Es aconsejable inscribirlos en actividades fuera de la escuela.

Si tu hijo tiene un coeficiente intelectual superior eso debe ser detectado lo antes posible: Los especialistas recomiendan prestar atención a los patrones de niños superdotados para captar esta capacidad cuando tienen entre 3 y 8 años y actuar en consecuencia.
Estos niños suelen tener problemas sociales cuando no reciben un trato adecuado. El psicólogo Kenneth Shore, experto en educación para superdotados, dice que estos pequeños pueden tener intereses distintos a los de sus compañeros."No es de sorprender que los superdotados se sientan desconectados de sus pares e incomprendidos por los maestros. Si la educación que reciben no se ajusta a sus necesidades, se vuelven inactivos, distraídos y tienen mala conducta ", asegura Shore. De acuerdo con Shore, los maestros a veces se equivocan y creen que estos chicos tienen problemas de aprendizaje. Según el experto, un ejemplo de esta situación fue experimentado por Albert Einstein: cuando el premio Nobel de Física tenía 12 años, sus maestros determinaron que era lerdo para aprender. De hecho, Einstein tenía los peores recuerdos de la escuela.

¿Lo niños superdotados deben estudiar separados de los demás chicos?



Los programas para chicos superdotados han generado mucha controversia. "Algunos los critican por ser elitistas y mandar un mensaje de mediocridad a aquellos que no han sido elegidos como superdotados", dice Shore. Aunque es cierto que no es bueno segregar, es conveniente que estos niños reciban una atención especial. Shore, que fue psicólogo escolar durante 20 años, recomienda que los niños vayan a una escuela normal, pero que inviertan más horas de estudio semanales que los demás en programas de aprendizaje enriquecidos. Para esto, el educador y la familia deben formar un equipo para seguir de cerca los avances del pequeño.

sábado, 9 de abril de 2011

¡Mi hijo no quiere comer!

                  ¡Mi hijo no quiere comer!


¿Tu hijo se enfada cada vez que se sienta frente al plato? A menudo, para muchas familias, la hora del almuerzo se convierte en una auténtica pesadilla y en una guerra continua entre padres e hijos. ¿Qué debemos hacer cuando el niño no quiere comer? Ante todo no hay que perder la calma.

Aunque su actitud de rechazo puede perturbar el almuerzo familiar y resultar verdaderamente molesto, sin contar con la impresión de tener que ceder ante el poder del niño, no vale la pena montar en cólera ante un hijo inapetente. Un niño no se muere de hambre si no está muy deteriorado físicamente y si tiene alimento a su alcance. Su salud no debe ser en este caso nuestra preocupación, sino las causas de esa actitud frente a la comida.

La relación del niño y de la madre está estrechamente vinculada con la alimentación. Cuando el niño se enfada con ella, su cólera puede expresarse en el rechazo de la comida que ella prepara: el comer puede ser un símbolo de lucha entre el hijo y la madre y el rechazo de ésta un síntoma de algo más.



Causas de inapetencia
1. Hay padres que se equivocan en el tamaño de las raciones y quieren que su hijo coma más de lo que necesita. Si está fuerte y sano no debemos preocuparnos de que coma poco, siempre que lo que coma sea complementario y equilibrado.

2. Otra de las causas de inapetencia puede ser debida a que el niño esté atravesando un mal momento familiar: el nacimiento de un hermano, falta de dedicación por parte de sus padres, un deseo de llamar la atención o cualquier cambio en su vida…

3. Por el contrario hay niños que toman la postura contraria y devoran sin degustar la comida. Esta voracidad ante el alimento nos está hablando de un problema sin resolver. Debemos reflexionar y atender a las causas de esta ansiedad, además de procurar motivarle para que coma más despacio, saboreando los alimentos y tomando una postura reposada en la comida.

4. Puede convertirse también en inapetente el niño manejado por una madre autoritaria y nerviosa que crea un ambiente tenso de disgusto, con prisas y amenazas en vez de hacer de la hora de la comida un momento de encuentro y diálogo, de tranquilidad y afectividad.

5. Otro tipo de niño es el que come a cualquier hora menos a las horas de las comidas. Ante este caso, nuestra postura debe ser firme y debemos mantener la disciplina de comer a sus horas, si queremos que su alimentación se normalice.

6. Es frecuente también que durante la enfermedad, el apetito descienda a un bajo nivel. Los niños comen mal por razones fisiológicas, por esa razón cuando están convalecientes y les forzamos a comer, podemos introducir factores emocionales y transformar el comer en un símbolo de lucha entre la madre y el hijo que puede alargarse posteriormente a la enfermedad. En cambio, cuando no se le obliga y se cura de la enfermedad, al volver al nivel normal, la necesidad de alimento regresará a sus normas anteriores.
Hay que tener en cuenta la fase evolutiva en la que está el niño para comprender la apetencia o rechazo de ciertos tipos alimentos. Los bebés comen mucho, ya que el crecimiento que experimentan a lo largo del primer año es muy grande, siendo más pausado a partir del segundo año. Al introducirle la alimentación sólida, ya no necesitan ingerir tanto, pues están recibiendo una alimentación equilibrada y sana. No hay que “atiborrar” a los niños y pensar que cuanto más coman, más sanos estarán.

La hora de la comida es un momento apropiado para la socialización, el diálogo y la relación afectiva con el niño. Por tanto es importante crear una atmósfera agradable, de charla e intercambio. Cuando se produce tensión y disgusto, podemos llegar a crear un niño inapetente, sólo por nuestra actitud negativa de gritos, ademanes bruscos o impositivos.

Hay que tener en cuenta que en estas edades el niño es un ser muy activo y por tanto debemos servir la comida con mucha agilidad y motivar al niño para que no se dilate demasiado la hora de la comida. Es preferible quitarle el plato en un tiempo prudencial que dejarlo durante horas delante de él.

Otro factor que hay que tener en cuenta es que el niño en estas edades desarrolla intensamente sus conocimientos a través de los sentidos. Le gusta verlo y tocarlo todo. Hay que permitir por lo tato una flexibilidad en cuanto a los hábitos en la alimentación para que el niño tome parte activa en la misma pues, tocando los alimentos y jugando con la cuchara, aprenderá pronto a comer solo.

Incentivándolo para valerse por sí mismo ante la comida, estamos consiguiendo un interés y apetencia por la misma.




Hábitos de alimentación
Para que se instauren unos hábitos de alimentación correctos, debemos tener en cuenta varias cosas:

1º Es importante que se respete un horario fijo para las comidas, comenzamos así a crear un hábito. Si se le hace esperar demasiado tiempo o se le da la comida cuando no tiene hambre, la situación llegará a convertirse en un problema.

El niño pequeño debe hacer cuatro o cinco comidas al día y no se le debe permitir picar fuera de las horas asignadas para el alimento. Por ello evita absolutamente los malos hábitos: nada de galletas, ni dulces para que el bebé deje de llorar. Si los niños son mayores y pueden abrir la nevera o los armarios de la cocina, debes vigilar que no cojan lo que ellos quieran cuando ellos decidan.

2º Debe comer en un sitio destinado para ello y procurar que siempre sea el mismo. Debe aprender que no puede levantarse hasta que no termine de comer, aunque si hay más gente en la mesa no se le puede obligar a permanecer en ella hasta que todos terminen -para un niño pequeño esto resultaría un esfuerzo excesivo.
Proporciónale una alimentación variada… y cuanto antes mejor. Alrededor de los seis primeros meses la nutrición comienza a ser variada y es entonces cuando debemos comenzar a inculcar los buenos hábitos alimenticios. Haz funcionar las papilas gustativas de tus hijos e introduce poco a poco todos los alimentos habituales en la nutrición infantil, para que se acostumbre desde el principio. No hay que darse por vencido ante el primer “no”, ya que éste puede ser meramente circunstancial; los niños necesitan algo de tiempo para aceptar un alimento nuevo, hay que tener en cuenta que todos los sabores son desconocidos para ellos. Si rechaza algo nuevo hay que volver a presentárselo unos días después y siempre poco a poco, que lo pruebe, luego dos cucharas, después tres... hasta que llegue el día que coma todo el plato.

Un error gravísimo en el que caen muchas madres es prepararle sólo las comidas que saben que le gustan para evitar el conflicto a la hora de comer. La madre tiene que decidir lo que debe comer el niño, no al contrario. Si no lo quiere, no se le debe preparar otro plato y es mejor que no coma a que él decida lo que va a comer.
Otro error que debemos evitar es el transmitir negativamente nuestros gustos culinarios a nuestros hijos, inconscientemente lo hacemos y no les ofrecemos aquellos alimentos que a nosotros no nos gustan. Esto, sin querer, se va heredando de padres a hijos. Hay que darles de comer de todo, aunque no nos guste comerlo o prepararlo. Nosotros somos el modelo a imitar y los niños aprenden imitándonos en todo. Si nunca te ve comer fruta ¿cómo pretendes que él la coma?

Esto no quiere decir que deba gustarles absolutamente todo. Hay platos que no gustan y esto es normal y se debe respetar. Si un niño come una alimentación variada y sana, no pasa nada porque haya algún alimento que no le guste.


4º No fomentes la actitud pasiva en el niño, entreteniéndole con cuentos, juguetes o televisión mientras le das de comer cucharada a cucharada.

La hora de la comida es la hora de la comida, no es la hora de ver la televisión. Se le debe invitar a un diálogo animoso para que le sea más grato el almuerzo, pero que sea él el que coma. El niño tiene que darse cuenta que está comiendo, disfrutando del momento, saboreando la comida, dándose cuenta si está fría o caliente, del olor, etc.

5º Ponle una cantidad adecuada para que se termine el plato. Es mejor que repita  a que se desanime ante un plato muy colmado ante el cual se sienta incapaz de terminarlo. Para el niño es muy gratificante terminarse todo y luego pedir más. Si la comida consta de dos platos, modera el primero para que pueda comerse el segundo.

Si el niño pide repetir, se debe terminar el plato. Hay muchos niños que piden más comida o una galleta y luego la tiran a la basura. Si la ha pedido, debe comérsela para que aprenda a modular su apetito y sepa dosificarse.

6º No puedes exigir muchas normas en la comida desde el primer momento. Las reglas tienen que ser secuenciadas y priorizadas: primero que coma, después ya puedes introducir normas como utilizar la cuchara, no meter las manos en la comida, sentarse correctamente, no ensuciar la mesa, cerrar la boca, recoger su plato...

7º No frenes su desarrollo. Para el niño es tan importante el gusto como el tacto en el descubrimiento de los alimentos. Por eso se le debe permitir tocarlos y hasta embadurnar la mesa. Debe empezar a usar la cuchara cuanto antes, sin importar que juegue con la comida o que se ensucie. Esto no es debido a su falta de habilidad, estas acciones son deliberadas. Cuando el niño se sitúa en la etapa anual y el medio tolera esta acción, se le está ayudando a que se alimente a sí mismo, con sus manos y poco después podrá realizar con facilidad y rapidez la transición al uso de la cuchara.


Lo mismo ocurre con el paso de la alimentación blanda a la sólida. Cuanto más tardemos en introducir la alimentación sólida, más difícil será, pues los niños se aferran a la etapa anterior, cuando se alimentaba succionando.

Al frenar su interés en probar otros alimentos que no sean el puré o la papilla, estás impidiendo su crecimiento psicológico y sus ganas de ser mayor. Él debe darse cuenta de que valoras esos pasos que da hacia la independencia. Del mismo modo llegará un momento que ellos rechacen los purés y las papillas, pero suele ser pasajero y puntual cuando pasa a la alimentación sólida, volviéndolos a aceptar al poco tiempo.
8º No utilices el alimento como premio o castigo. “Sino te comes todo, no saldrás al parque a jugar” o “Si no ordenas tus juguetes, no hay postre”. A menudo los padres utilizan estos argumentos para conseguir algo de sus hijos. Sin embargo es preferible entender la comida como un hecho cotidiano y básico y no como una herramienta para disuadir.

No nos olvidemos que nuestro pequeño copia nuestro comportamiento. Es muy importante por lo tanto que vea en nosotros el placer de comer. Comer implica muchas más cosas que el simple hecho de engullir y digerir. Ponle cuanto antes a tu lado en la mesa junto con el resto de la familia y haz de ese instante un momento de convivencia.

Algunos consejos para que coma
• Hacer de la hora de la comida un momento de diversión
Haz que intervenga en el “ritual” de la comida.  A cada edad puede realizar una labor: A partir de los 18 meses, puedes comenzar a llevarle al mercado y enseñarle las verduras y frutas por colores y por nombres. Una vez en casa, déjale ayudarte a ordenarlas, lavarlas y colocarlas en el plato o la fuente una vez cortadas. A los 2 años pídeles que ayuden a elegir el mantel, a poner las servilletas o coger flores para el centro de la mesa. Desde los 3 años, si sus movimientos son ya suficientemente coordinados pueden colaborar colocando los platos y cubiertos en la mesa. A partir de los 4 años puede ayudarte o hacer él mismo una receta sencilla, bajo tu supervisión y que sin duda, ¡le abrirá el apetito! Si después de esto nuestro hijo sigue sin tener hambre, pídele que se siente en la mesa aunque no coma. Lo importante es no hacer un drama de la alimentación. En lo que respecta al menú, proponle que elija entre algunos platos, pero hazle comprender desde el principio que no está en un restaurante a la carta.
• No le presiones
Hay palabras que transforman en un drama la situación más banal. Debemos desterrar de nuestro vocabulario expresiones como: “¡Termínate el plato!” o “Si no hay judías verdes, no hay postre!”. Esta es la mejor manera de que el pequeño se niegue a comer. Si el niño no se siente presionado, empezará a comer sin ninguna preocupación. No te enfrentes a un niño que no quiere comer, él buscará agotar tu paciencia. Trata de decirle pacientemente: “De acuerdo, no comes en la mesa, pero si tienes hambre dos horas más tarde, tendrás q esperar a la cena”. Eso sí, no le dejes picotear durante la tarde. Y deja de lado el tema de la comida para hablar con él de otras cosas.

• Haz atractivos los platos
En ocasiones que los más pequeños tomen algunos alimentos como la fruta o la verdura puede resultar una pesadilla. Con algunos trucos podemos conseguir engatusar los estómagos más caprichosos para que coman de todo: Sé creativo cuando prepares los platos, varía las formas de las verduras, córtalas de diferentes formas, en palitos por ejemplo, que podrán mojar en salsas (purés) de colores y texturas diferentes. Corta la fruta en pequeños trozos y ensártala en un palito a modo de brocheta. Utiliza tu imaginación para hacer agradable los platos que menos le gustan. No hay duda que ese momento festivo le gustará y le hará olvidar que bajo esos adornos de colores se encuentra el puré de zanahoria que tanto le desanima.

Aprendiendo a comer solo
A lo largo del segundo año (12 a 24 meses) comienza el aprendizaje del uso del vaso. Al principio se llena muy poco para que no lo vuelque y muy pronto adquirirán la habilidad óculo-manual de no derramar el agua. A  los 3 años debe manejar con soltura la cuchara y el tenedor, sin ensuciarse demasiado. Entre los 4 y los 5 años ya debe tener destreza con el cuchillo cortando  alimentos blandos.

sábado, 2 de abril de 2011

NIÑOS HIPERACTIVOS : Cómo reconocerlos

NIÑOS HIPERACTIVOS : Cómo reconocerlos




Comencemos por definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa.
La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información. La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que, por lo general, los padres comentan primero al médico de atención primaria, con frecuencia alertados por los profesores y educadores.
Este trastorno ha recibido muchos nombres en el pasado, daño o disfunción cerebral mínima, hiperkinesia, hiperactividad y déficit de atención…. Pero en realidad todo ello engloba una alteración importante de la atención que, muy a menudo, se da con una extrema actividad en el niño…



El porcentaje de niños con este problema se estima entre el 3 y el 5%, entre los niños en edad escolar, siendo seis veces más frecuente en los varones.

TRASTORNOS ASOCIADOS
Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que motiva, si no es tratado adecuadamente, el abandono de los estudios en la adolescencia. Y casi el 50% de estos niños tienen asociada alguna alteración psiquiátrica, sobretodo problemas de ansiedad, con rabietas y miedos o depresión y baja autoestima, en un 20% de los casos, también trastorno de oposición en un 25% y todo tipo de trastornos de conducta. La baja autoestima, está presente al menos en un 25%. Presentan también mayor riesgo de presentar conductas antisociales en la adolescencia, especialmente si se da en familias de riesgo ( abuso de drogas, alcoholismo, violencia).
Aunque la sintomatología mejora notablemente con la edad, los síntomas pueden persistir en la edad adulta, hasta en un 40 a 60% de los casos.


Fig. 1
¿CUÁL ES LA CAUSA DE ESTE TRASTORNO?
Existen factores biológicos y genéticos. Entre los no genéticos podemos hablar de complicaciones prenatales, perinatales y postnatales.
Se sabe que predispone a padecer el trastorno el consumo materno de alcohol y drogas, incluso de tabaco... también influye el bajo peso al nacer, la anoxia, lesiones cerebrales, etc... Los factores ambientales pueden contribuir a su desarrollo aunque no hablaríamos en este caso de etiología pura. Las psicopatologías paternas, el bajo nivel económico, la marginalidad, el estrés familiar, en fin, un entorno inestable podría agravar el trastorno.
Por otra parte desde el punto de vista genético, todos los estudios inciden en que la existencia del mismo trastorno en hermanos es de un 17 a un 41%. En cuanto a gemelos univitelinos el porcentaje de trastorno común es hasta del 80%. Si el padre o la madre ha padecido el síndrome sus hijos tienen un riesgo del 44% de heredarlo.
Parece que existe una disfunción del lóbulo frontal y por otra parte desde el punto de vista neuroquímico existe una deficiencia en la producción de importantes neurotransmisores cerebrales. Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas, es decir las células nerviosas. Para que se produzca una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente debe existir la cantidad adecuada de determinados neurotransmisores que en este caso son la dopamina y la noradrenalina. En el niño con TDAH existe una producción irregular en estos dos neurotransmisores y, por ello, la medicación que se les da y de la que hablaremos más adelante, está orientada a regularizar la producción de esas sustancias...
Con los adelantos científicos actuales es posible visualizar el funcionamiento del cerebro como vemos en esta imagen realizada por PET ( tomografía por emisión de positrones) en la que se ven dos cerebros.
Fig. 2. Tomografía por emisión de positrones (PET)
Uno es el de un niño sin el trastorno y el otro es un niño aquejado de TDAH. La parte roja, anaranjada y blanca del cerebro del niño sin el trastorno nos indica que existe mucha más actividad ante una tarea que requiere atención continuada... Falla por tanto la actividad que es necesaria para focalizar la atenció .
Es por esto básico, y dada la importancia de este trastorno, que sepamos distinguir perfectamente un niño inquieto, de un niño con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, para poder abordar lo antes posible el tratamiento adecuado.


        ¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS? ¿CÓMO RECONOCERLOS?
¿ Cómo podemos saber si nuestro hijo es simplemente nervioso o presenta un trastorno de déficit de atención? ¿ Se puede curar?
Empezaremos por ponerle un nombre que es el que se utiliza en la actualidad. Se le denomina, trastorno por déficit de atención con hiperactividad aunque también existen tipos de trastornos de atención sin que se evidencie un exceso de actividad.
Antes de enumerar los síntomas, tal y como han sido descritos por la sociedad americana de psiquiatría, para considerar el trastorno como tal, hablaremos de cómo son estos niños para sus padres: en principio y como regla general, son niños cuyas madres siempre suelen estar, como aquella película “ al borde del ataque de nervios”. Son niños que desde que nacen están dando la lata, no duermen bien o lloran, o son espabiladísimos y enseguida se levantaban de la cuna… parecen muy inteligentes porque suelen hablar mucho y con desparpajo, y aparentemente su desarrollo ha sido normal…. Simplemente es un niño insufrible al que no podemos llevar a ningún lado, agota a todo el mundo, desquicia a la familia y no para quieto ni un minuto.
Cuando empieza la etapa escolar comienzan los fracasos. Los maestros se percatan de que no presta la más mínima atención, hasta el punto de que a veces son enviados al otorrino para realizar una audiometría porque parece estar “ sordo”.
Pasamos ahora a enumerar los síntomas que deben darse, como mínimo 6 de ellos, y que están enumerados en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la sociedad americana de psiquiatría: DSM IV.
Síntomas de desatención
  • A menudo no presta atención a los detalles, tiene errores por descuido y el trabajo escolar suele ser sucio y desordenado.
  • Tiene dificultades para mantener la atención, incluso en los juegos.
  • A menudo, parece no escuchar cuando se le habla directamente, parece tener la mente en otro lugar o como si no oyera.
  • No finaliza tareas escolares, pasa de una actividad a otra sin terminar la anterior. No sigue instrucciones ni órdenes.
  • Dificultad para organizar tareas y actividades.
  • Evitan situaciones que exigen una dedicación personal y concentración ( por ejemplo, tareas de papel y lápiz)
  • A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades ( por ejemplo, ejercicios escolares, juguetes, lápices, libros, etc.) y suelen tratarlos sin cuidado.
  • Se distraen con facilidad ante estímulos irrelevantes, pueden dejar las tareas que están haciendo para atender ruidos o hechos triviales que son ignorados por los demás (una conversación lejana, el ruido de un coche,...)
  • Son olvidadizos en sus tareas cotidianas ( olvidan el bocadillo, los deberes, la hora del partido, etc.)
Bien hemos visto los criterios que se consideran para tener un grave problema de atención, veamos ahora los síntomas de la hiperactividad e impulsividad que coexiste con la falta de atención la mayor parte de las veces.

Síntomas de hiperactividad
  • Suele mover en exceso manos y pies y se retuerce en su asiento.
  • A menudo abandona su asiento en clase o no es capaz de estar sentado cuando debe.
  • Corre o salta en situaciones en las que resulta inadecuado hacerlo.
  • Experimenta dificultades para jugar tranquilamente o dedicarse a actividades de ocio.
  • Parece estar siempre en marcha, como si tuviera un “ motor”.
  • A menudo habla excesivamente.
  • Dan respuestas precipitadas, antes de que las preguntas se acaben de formular.
  • Puede tener dificultades para aguardar su turno en cualquier situación.
  • También suele entrometerse o entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas que no deben, hacen payasadas…

Según el DSM IV existen varios subtipos de TDAH, según predomine la desatención o la hiperactividad:· Tipo predominantemente COMBINADO: Cumple los criterios de atención y de hiperactividad.· Tipo predominantemente HIPERACTIVO: Cumple los criterios de hiperactividad pero no llega a los necesarios de falta de atención.· Tipo predominantemente DE ATENCIÓN: Cumple al menos seis de los criterios de déficit de atención, pero no los de hiperactividad.
El más común es el combinado y, en las niñas, parece predominar el de inatención.
En los tipos combinados, la hiperactividad e impulsividad hacen que, con bastante frecuencia, sufran accidentes, puesto que no son capaces de calibrar los peligros de sus acciones.. (cruzar en rojo, patinar en terrenos no adecuados, lanzarse con la bici por una cuesta muy empinada, etc..)
Esta falta de atención y exceso de actividad suelen producir también problemas graves en el aprendizaje, aunque su capacidad intelectual sea normal o superior, y precisamente ese fracaso escolar, suele ser el principal motivo por el que acuden a consulta.
Veamos ahora algunos de los síntomas que presentan en la evaluación de su aprendizaje.
Síntomas de dificultades de aprendizaje
  • Variabilidad. Son niños que tienen amplias variaciones en sus respuestas, son los típicos niños de los que se dice “puede hacerlo porque ayer realizó perfectamente esa tarea, cuando hoy es un desastre”.
  • Retraso psicomotor, que varía desde la simple torpeza motriz hasta “ dispraxias “ importantes, es decir problemas en las nociones de su esquema corporal, del tiempo y del espacio. Dificultades que se agudizan cuando tiene que realizar algo con ritmo.
  • Trastorno del lenguaje de tipo expresivo, con vocabulario limitado y dificultades a la hora de expresarse. Problemas en el área de lectura. Dislexia.
  • Dificultades en la grafía, en la escritura: disgrafía y disortografía, porque existe una deficiente coordinación entre lo que ve y el movimiento manual, es decir, suelen presentar incordinacion visomotriz . Su escritura es torpe, con tachones, desordenada, su ortografía con múltiples faltas y confusiones...

Es evidente que, con todos estos trastornos, son niños que también presentan problemas emocionales. No es raro que tengan un comportamiento social indiscreto, sin freno, y molesto. Este descontrol, casi constante, genera desconfianza e irritación en padres y maestros, así como rechazo de los hermanos y compañeros… lo que hace que pueda ser un niño aislado.
Veamos ahora las características personales que presenta y que pueden ayudarnos a seguir clarificando este síndrome…
Síntomas personales
  • Emotividad muy variable, cambian frecuentemente de humor, pueden pasar de la risa al llanto con cierta facilidad.. son explosivos, de rabietas constantes.
  • Acentuados sentimientos de frustración, baja tolerancia ante los problemas. Insiste una y otra vez en que se realicen sus peticiones.
  • Problemas de relación con los compañeros. Desadaptación social.
  • Problemas de ansiedad, agresividad, oposición, disconformidad…
  • Algunos de ellos presentan enuresis ( pis nocturno).






Bien, una vez descritas las características que pueden presentar, aunque evidentemente no todos los niños tienen todas las alteraciones, se puede comprender perfectamente que sean niños que suelen ser el punto central de las discusiones familiares, puesto que son niños que “desquician“ fácilmente y no siempre se sabe como tratarlos, por lo que se producen constantes enfrentamientos en la familia.
La falta de atención que pone en tareas que requieren un esfuerzo suele interpretarse como pereza y además en ocasiones podemos encontrarnos con niños que tienen el trastorno, pero que son capaces de estar sin síntomas en una situación nueva, cuando existe mucho control, o ante actividades muy interesantes (como los videojuegos), lo que hace que sus padres piensen que el comportamiento anómalo es voluntario, “que para lo que le interesa sí que se fija” y esto complica aún más el problema. Estos padres no saben que existe una importante deficiencia del autocontrol, que tiene base neurobiológica, como ya hemos visto anteriormente.
Hay pues que armarse de paciencia y saber que el trastorno, que es acusadísimo en la primera parte de la infancia, suele ir mejorando con la edad, aunque existen aún alteraciones en la vida adulta, casi en una tercera parte de los casos.
Como ya hemos dicho, en la población infantil aproximadamente cinco de cada cien niños presentan este trastorno, aunque desgraciadamente la mayoría no son diagnosticados, y por ello se les trata como niños torpes, maleducados, consentidos, o simplemente caracteriales. Se les clasifica como niños con problemas de conducta , cuando en realidad son niños que necesitan un tratamiento especial y, sobretodo y principalmente, un diagnóstico adecuado que arroje a padres y profesores una luz para que estos niños se sientan menos culpables de su falta de control…
¿Quiénes deben realizar el diagnóstico y cómo tratarlo? En principio, el diagnóstico y el tratamiento deben ser multidisciplinar. El examen de un psicólogo, y de un psiquiatra o neurólogo es imprescindible, porque las áreas que estos profesionales abarcan son básicas para reeducar un síndrome de déficit de atención con hiperactividad.

TRATAMIENTOS
A) Farmacológico:
El tratamiento pues, puede ser farmacológico, como hemos visto antes y de orientación psicológica, con la finalidad de conseguir una reducción de la hiperactividad y un tratamiento adecuado para modificar las conductas impulsivas e incrementar la atención. El tratamiento farmacológico que debe prescribir un neurólogo o psiquiatra y que se está utilizando para estos niños es el metilfenidato ( el famoso Rubifén o Ritalín), la dextroanfetamina ( Dexedrina ) y la pemolina magnésica como (Cylert) pero estos dos últimos no están disponible en España. Todos estos medicamentos facilitan la acción de la dopamina y de la noradrenalina ( los dos neurotransmisores implicados en el trastorno) y por ello actúan de inmediato.
Hablaremos pues del metilfenidato: Los efectos del Rubifén, son inmediatos y empiezan a notarse a los 30 o 60 minutos tras la ingesta y comienza a disminuir unas 3 a 6 horas después de haber tomado la pastilla. Quiere esto decir que se requiere la administración continuada del medicamento con las pautas que establezca su terapeuta. No es aconsejable medicar a un niño menor de seis años, aunque se han tratado niños de tres años cuya sintomatología era muy grave y el beneficio de la terapia farmacológica era imprescindible.
Se ha hablado mucho de este tipo de tratamiento y digamos que en España, y más concretamente en Asturias, siguen existiendo reticencias por parte de muchos profesionales para recetar los fármacos, que desde luego no son la panacea del tratamiento pero que nos facilitan la tarea cuando tenemos que seguir una reeducación y un tratamiento psicológico con estos niños.
Se insiste mucho en los efectos secundarios y la posible adicción a la medicación. Bien pasemos a describir los que ocasiona el metilfenidato:
  • Insomnio, cuando la dosis se da demasiado tarde.
  • Puede haber pérdida de apetito.
  • En ocasiones puede ocasionar dolores de cabeza.
  • Molestias gástricas.
Estos dos últimos más leves.
La medicación se debe dar en pautas de dos o tres veces al día, dependiendo de la respuesta del niño a la medicación que deberán evaluar en un seguimiento semanal, los padres, profesores y el terapeuta. Normalmente el esquema de medicación es de 8 mañana, 11 de la mañana y antes de comer a las 14 o 15. Se establece la dosis óptima que se mantiene todos los días de colegio en el caso de que no presente problemas de conducta importantes en casa, y si no también deben darse los fines de semana, tratando de dar la medicación discontinua, cesando durante las vacaciones escolares. Por otra parte está demostrado que esta clase de medicamentos no crean adicción física siguiendo las orientaciones del médico, como sucede con otras muchos fármacos.
Cerca de un 20% de los niños pueden dejar la medicación al cabo de un año, puesto que además se supone que se ha trabajado con ellos desde el plano psicológico.
B) Tratamento psicopedagógico
Tiene tres grandes frentes, que deben conocerse perfectamente para poder trabajar sobre las diferentes áreas y conductas.
FAMILIA - PROFESOR - TERAPEUTA
Veamos las pautas que un niño con TDHA necesita en la familia.
Pautas FAMILIARES para un niño con TDHA
La familia deberá :
  • Tener normas claras y bien definidas.
  • Dar órdenes cortas y de una en una.
  • Propiciar un ambiente ordenado y muy organizado, sereno y sin gritos.
  • Reconocer el esfuerzo realizado por el niño. Aumentar su autoestima.
  • Evitar ser superprotectora y no dejarse manipular por sus caprichos.
  • Cumplir siempre los castigos y las recompensas ante sus acciones.
  • Darle pequeñas responsabilidades.
  • Aceptarle tal y como es.
  • Saber que el trabajo es mucho y que se necesita mucha constancia.
  • Fomentar sus puntos fuertes, sus facultades.
Pautas ESCOLARES para un niño con TDHA
El profesor deberá :
  • Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del niño, que se informe sobre él.
  • Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos, enfrente de él, entre niños tranquilos.
  • Darle órdenes simples y breves. Establecer contacto visual con el niño.
  • Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no dejar que deje las cosas a medio hacer.
  • No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se valorará, más tarde que el contenido sea también correcto. Pedirle todo a la vez, le desmotivará porque no puede realizarlo.
  • Alternar el trabajo de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco.
  • Enseñarle y obligarle a mantener el orden en su mesa.
  • Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en los exámenes, indicarle cuando se está equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de vez en cuando para que descanse de la escritura, etc.
  • Darle ánimos continuamente, una palmada en el hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase, intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una atención especial, reconocimiento o halago público: comentarios positivos en alto, o en privado a otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase, un trabajo en el corcho, etc...
  • Evitar humillarle o contestarle en los mismos términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace mal.
  • Tener entrevistas frecuentes con los padres para seguir su evolución.
Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con TDHA
El terapeuta deberá:
  • Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su hijo.
  • Darles pautas de conducta y actuación con su hijo.
  • Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas ( dislexias, falta de memoria, discalculalias, disgrafías, etc)
  • Entrenarle en la resolución de problemas..
  • Entrenarle en habilidades sociales puesto que suele presentar problemas con los demás.
  • Entrenarle en técnicas de relajación...
En general estos niños solo necesitan que seamos conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que sepamos, ya que el déficit de atención con hiperactividad es una entidad propia, con la sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que aún, se están publicando contínuos estudios, puesto que aún nos queda mucho por descubrir acerca de sus bases biológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas, pero creo que lo fundamental es que se reconozca el síndrome como tal.
Las familias que suelen estar desorientadas al principio, deben observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento posterior. Para ello, existe una asociación de reciente creación que puede orientar y poner en contacto a las distintas familias que de esta forma se sienten más comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas...


BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA:
Como vivir con un niño hiperactivo. C.Avila y A. Polaino – Lorente, Ed: Narcea.
Déficit de atención con hiperactividad. Isabel Orjales Villar, Ed: CEPE.
El niño muy movido o despistado. Christopher Green. Kit Chee, Ed: Medici.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Una guía práctica. Ana Miranda Casas, Ed. Aljibe.